Si te encuentras fuera de Australia y planeas venir a estudiar, trabajar o visitar, probablemente considerar finales de 2021 sea un plan más realista.

En la actualidad, algunos países permiten la entrada de ciudadanos extranjeros. Tal es el caso en América Latina, por ejemplo, de países como Colombia, México y Chile. Quizás como resultado de esto, existe la idea errónea de que cualquier persona puede también viajar a Australia. Sin embargo, la realidad es otra: en marzo de 2020 Australia cerró sus fronteras a todos los visitantes, excepto a residentes australianos que regresaban a casa. Desde julio de 2020, el gobierno australiano implementó un límite semanal en el número de personas autorizadas a ingresar al país como respuesta a la pandemia mundial.

Actualmente, el límite de llegadas internacionales se ha reducido a la mitad en algunos estados para minimizar el riesgo de infección con la nueva variante Covid-19 del Reino Unido. Hasta mediados de febrero, el número semanal máximo de personas permitidas a ingresar a Australia es de 1.120 en Melbourne, 1.505 en Sydney, 512 en Perth, 650 en Brisbane, 490 en Adelaida y 500 en Darwin.

Todas las personas que llegan deben presentar una exempción para entrar a Australia. Los viajeros deben ser ciudadanos australianos, residentes permanentes o miembros inmediatos de familia (esposo/a o pareja de un residente o ciudadano) solo por mencionar algunas de las categorías. Además, a menos que la persona llegue de un vuelo proveniente de Nueva Zelanda (libre de cuarentena), debe permanecer en cuarentena durante 14 días en un hotel designado por el gobierno y pagarlo de su propio bolsillo. Las tarifas actuales son de AUD3,000 por adulto y AUD500 por niño.

El gobierno australiano prioriza a los ciudadanos y residentes australianos atrapados fuera del país. Sin embargo, esto no otorga una entrada segura al país: deben presentar una expresión de interés para regresar, y estará sujeto a los límites máximos establecidos.

Por otro lado es poco probable que los extranjeros que esperan venir a Australia, por ejemplo, con una visa de estudiante, puedan ingresar al país dentro de los próximos seis meses. El Departamento de inmigración australiano (DHA) puede aprobar la visa de estudiante, pero la persona tendrá que esperar hasta que el gobierno australiano decida cuándo es seguro reabrir las fronteras a todas las llegadas internacionales para poder ingresar. Como si esto fuese poco, los titulares de visas de estudiante se enfrentarían a una decisión difícil: estudiar online de manera virtual o aplazar los estudios durante un cierto número de meses.

Han habido numerosas solicitudes de los miembros de la industria de la educación y los estudiantes varados en el extranjero para permitir que los estudiantes internacionales regresen al país lo antes posible. Algunos estados, en colaboración con ciertas universidades, han logrado traer un pequeño número de estudiantes internacionales (menos de 200) como programa piloto. Sin duda, es un paso positivo, pero es solo un pequeño paso en comparación con los más de 700,000 estudiantes matriculados en 2019. Las posibilidades reales de que una persona en el extranjero pueda comenzar un programa pronto en Australia, por ejemplo, de inglés, son relativamente mínimas.

Ahora la pregunta es, ¿estarías dispuesto a realizar una inversión significativa en tu educación, para estudiar el curso elegido de manera virtual desde tu país y perderte la “experiencia australiana” cara a cara?

Mi recomendación es que se piense dos veces antes de inscribirse / pagar un curso y solicitar una visa de estudiante a aquellos que se encuentran fuera de Australia. Sería más prudente esperar hasta que Australia reabra sus fronteras internacionales a todos los visitantes.

Sugiero pensar en positivo; mantener vivo el sueño de viajar y sobre todo, tomar decisiones estratégicas.

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Jair Castro

Graduado en Derecho Migratorio Australiano

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